Siempre supe que la fidelidad de un perro a quien se cuida, ama y forma parte de tu familia es algo incondicional. Amigos lectores, amo desde que tengo memoria, a los animales; en especial a los perros. Mi golden retriever ya tiene seis años. Vive dentro de la casa y duerme en nuestra habitación. Es nuestro tesoro. Siempre estamos juntos en fechas importantes y si hay que viajar, queda muy bien atendido como un miembro de la familia. Cuando se tiene un perro como BUBU, agradecemos a Dios por brindarnos calidad de vida y contar con amigos de cuatro patas. Recientemente fui intervenida y tuve que someterme a un tratamiento fuerte en el que me tuve que mantener asildada de mis seres queridos incluyendo a mi BUBU. Mi perro sabía que estaba arriba de la casa y cuando sentía mis pasos, aullaba como lobo. Fue fuerte, pero al cumplir el término de una semana, gracias a Dios pude reunirme con los que amo. Mi amigo, mi perro sabía instintivamente que algo no estaba bien en mi salud. Me cuidó, me dio su amor, veló mi sueño; en fin, lo sigue haciendo. Él me levanta cuando no puedo hacerlo sola, me vigila al bañarme, al subir o bajar las escaleras, me acompaña cuando escribo. Es mi sombra, es mi sol. Nunca dude de la fidelidad de su perro que es un custodio especial, se convertirá en su enfermero, su cuidador, su terapia. Su fidelidad no tiene límites. Para Bubu mi gratitud hoy y siempre. Qué Dios le dé larga vida y a nosotros su familia para seguirlo amando, cuidando y consintiendo.